El 28 de setiembre de 1978, el mundo se sorprendió con la inesperada noticia de la muerte del Papa Juan Pablo I, quien había sido elegido Sumo Pontífice tan solo 33 días antes. Este evento dejó un misterio que todavía hoy perdura y que ha dado lugar a numerosas teorías y especulaciones sobre las circunstancias de su fallecimiento.
Albino Luciani, conocido como Juan Pablo I, nació el 17 de octubre de 1912 en Canale d’Agordo, Italia. Su elección como Papa el 26 de agosto de 1978 fue recibida con gran entusiasmo, ya que se trataba de un hombre carismático y preocupado por los problemas sociales. Sin embargo, su pontificado fue efímero y su muerte repentina dejó atónitos a millones de fieles en todo el mundo.
A pesar de las numerosas teorías y especulaciones, no existe evidencia concluyente que respalde ninguna de ellas. La versión oficial de un infarto agudo de miocardio sigue siendo la explicación más aceptada, aunque no ha logrado convencer a todos.
En cualquier caso, su legado como «el Papa de la sonrisa» perdura hasta el día de hoy, y su muerte prematura sigue siendo objeto de debate y reflexión en los círculos eclesiásticos y académicos.