Una manifestación obrera sin antecedentes llena la Plaza de Mayo en reclamo por la libertad de Juan Domingo Perón, que había sido obligado a renunciar a sus cargos (vicepresidente de facto, ministro de Guerra y secretario de Trabajo y Previsión) una semana antes por el gobierno militar y permaneció detenido en la isla Martín García. Perón fue llevado la noche del 17 de octubre a la Casa de Gobierno, donde tuvo su bautismo como líder de masas en el balcón.La huelga se volvió cada vez más cuantiosa y masiva, por lo que el ministro de Guerra Eduardo Ávalos aceptó charlar con Perón y permitir que se dirigiera a los manifestantes.
A las 23.10, en Plaza de Mayo, Perón salió a un balcón de la Casa de Gobierno y brindó a la multitud un discurso histórico, en el cual prometió seguir con su defensa a los trabajadores y les pidió que volvieran a sus hogares.
La movilización fue vital para que pudiera ganar la interna militar y ser candidato a presidente en 1946.