Antonia Maria de San Jose vivió alrededor del 1700 en Santiago del Estero, toma el nombre por la devoción a San José y San Antonio de Padua.
«Ella ayudó mucho a los jesuitas en los ejercicios espirituales y consagró su vida a Dios, por eso se llamaban beatas. Cuando los jesuitas dejan la Argentina, ella continúa con los Ejercicios espirituales, buscando sacerdotes para predicar», dijo el Padre Ariel Beruto.
Recorrió el país y en Buenos Aires fundó la casa de ejercicios espirituales, que aún está. Ella muere allí y se entierra su cuerpo en la «Basilica de la Piedad». Su notoriedad se da en que fue la primera Argentina considerada Santa, dado los milagros realizados por ella y confirmados por el vaticano.
Las reliquias son una parte de su cuerpo, consideradas de primer grado ( en este caso un fragmento de hueso). Las reliquias de segundo grado son consideradas, por ejemplo, las prendas de vestir que tocaron la piel del santo/a y también hay reliquias de terceer grado.
Esta imagen permaneció hoy en el colegio y ya mañana parte a otras parroquias.