Por Delfina Godano
Médica especialista en Clínica Médica. Docente, Facultad de Ciencias Médicas, UNL
✉ dra.godanodelfina@gmail.com
Cada 31 de mayo se conmemora el Día Mundial sin Tabaco, una fecha impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el objetivo de alertar sobre los efectos nocivos del tabaco en la salud de las personas y en el medio ambiente.
El impacto real: cifras que no pueden ignorarse
Según datos de la OMS, más de 8 millones de personas mueren al año a causa del tabaco, de las cuales 1,3 millones son no fumadoras expuestas al humo ajeno. El tabaco es la principal causa prevenible de muerte y se asocia a enfermedades cardiovasculares, respiratorias y múltiples tipos de cáncer, afectando órganos como pulmones, colon, hígado, piel, vejiga, entre otros (Fuente: Ministerio de Salud, Argentina).
A pesar de esta información alarmante, se estima que 1.300 millones de personas en el mundo consumen tabaco actualmente.
Historia de una adicción promovida.
El uso del tabaco se remonta a miles de años atrás, cuando era cultivado y consumido por pueblos indígenas de América. Tras la llegada de Cristóbal Colón al continente, el hábito se extendió a Europa y luego al resto del mundo. En 1881, se patentó en Estados Unidos la primera máquina para fabricar cigarrillos, lo que permitió su masificación.
En la primera mitad del siglo XX, grandes empresas tabacaleras impulsaron campañas de marketing agresivas, en las que incluso se mostraban médicos recomendando fumar. Las figuras públicas eran utilizadas para fomentar el consumo en medios gráficos y televisivos. Uno de los casos más emblemáticos fue el del músico Louis Armstrong, retratado fumando cigarrillos Winston. Paradójicamente, el autor de What a Wonderful World falleció a los 69 años de un infarto agudo de miocardio masivo.
¿Siempre supimos que fumar hace daño?
La evidencia científica comenzó a surgir formalmente en 1950, cuando los investigadores Richard Doll y Austin Bradford Hill publicaron en una revista médica estadounidense el estudio titulado «Smoking and carcinoma of the lungs» (Fumar y cáncer de pulmón), que por primera vez demostró la relación entre el tabaquismo y el cáncer pulmonar.
Sin embargo, tuvieron que pasar más de cinco décadas para que se tomaran medidas globales contundentes. En 2003, la OMS adoptó el Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT), el primer tratado internacional sobre salud pública relacionado con el tabaco.
Este convenio, que entró en vigencia en febrero de 2005, incluye un conjunto de estrategias para reducir el consumo, entre ellas:
● Prohibición total de publicidad, patrocinio y promoción de productos de tabaco
● Inclusión de advertencias sanitarias gráficas en los paquetes
● Protección contra la exposición al humo de tabaco ajeno
● Aumento de impuestos a los productos de tabaco
● Medidas para combatir el comercio ilícito
¿Vapear es más seguro? La evidencia dice que no
En los últimos años, surgieron dispositivos como los cigarrillos electrónicos y vapeadores, presentados como una alternativa “menos dañina”. Sin embargo, el término «vapeo» es engañoso: no se trata de vapor de agua, sino de aerosoles que contienen nicotina, metales pesados y saborizantes. Estas sustancias llegan al pulmón y causan daños comprobados.
Un estudio publicado en abril de 2020 en la revista The New England Journal of Medicine documentó 2.558 casos de daño pulmonar agudo en EE.UU. vinculados al uso de estos dispositivos.
En Argentina, la ANMAT prohibió en mayo de 2011 la importación, distribución y publicidad de estos sistemas electrónicos de administración de nicotina
Nicotina, placer y adicción
¿Por qué, a pesar de todo, tantas personas siguen fumando? La respuesta es compleja, pero un factor central es la nicotina, sustancia que genera una respuesta placentera inmediata en el cerebro y una alta dependencia. Además, un cigarrillo contiene aproximadamente 600 ingredientes, que al quemarse generan más de 7.000 sustancias químicas, muchas de ellas cancerígenas.
Salir del tabaco: sí, se puede
Aunque dejar de fumar no es fácil, es completamente posible. Hoy se cuenta con tratamientos eficaces que combinan el acompañamiento médico y psicológico. Existen también opciones farmacológicas como: terapias de reemplazo nicotínico (por ejemplo parches de nicotina) y medicación específica, como fármacos antidepresivos.
En la provincia de Santa Fe, la Agencia Provincial de Control del Cáncer promueve el programa Jueves sin Tabaco, una serie de talleres presenciales y virtuales para ayudar a dejar el hábito. Más información: https://www.santafe.gob.ar/gcsalud/index.php?section=inscripcion&id=2305
A nivel nacional, el Ministerio de Salud dispone de una línea gratuita de atención,
0800-999-3040
(Lunes a viernes de 9 a 20 h; sábados, domingos y feriados de 10 a 18 hs)
Una reflexión final
Fumar produce placer, y ese placer fue durante años un negocio multimillonario. Pero cuando lo que genera placer también causa daño a la salud individual, colectiva y al ambiente, debemos repensar nuestras decisiones.
El tabaquismo sigue siendo una prioridad de salud pública, y aún queda mucho por hacer. Informarse, prevenir y acompañar son pasos clave para una sociedad más sana.
Agradecimientos: al Dr. Mario Boskis por sus aportes sobre el tema en la reunión científica de la Sociedad Argentina de Periodismo Médico y a Bruno Barbieri por la edición.