Por Marisa Prina
El 14 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Vista, y el 15 de octubre el Día Mundial del Bastón Blanco a fin de visibilizar e informar sobre el lenguaje de estos valiosos instrumentos que utilizan las personas ciegas para desenvolverse en la sociedad, para facilitar su desplazamiento y para interactuar con los demás.
Hugo Perezlindo, ciudadano sancarlino, hace 12 años perdió la vista. Hoy nos deja su testimonio de vida y nos enseña cómo debemos actuar ante la presencia de una persona no vidente.
Un día muy especial
“En la vida todos tenemos fechas importantes, algún aniversario, algún cumpleaños, de nuestros hijos, nuestros padres, nuestra pareja; para mí, desde hace 12 años el 15 de octubre es un día muy especial.
Cuando comencé a transcurrir este camino que, al principio parecía muy sinuoso, tortuoso, y muy difícil, yo estaba negado al uso del bastón. En las instituciones donde iba me decían si no usás el bastón no podés estar acá. Hoy entiendo que podré estar en la calle sin alguna prenda, pero jamás estaré sin bastón. Hoy entendí que el bastón es mis ojos y mucho más.
Pesquisación en la escuela
Tenía 6 años cuando me pesquisaron en la escuela y me detectaron una dificultad visual. La llamaron a mi madre y le dijeron que me haga ver.
Fui un alto miope, terminé con 14 dioptrías (La dioptría es la unidad de medida de graduación de los ojos). Para que los padres y los maestros lo tengan en cuenta: un chico con miopía tiene características especiales, su mundo es muy pequeño, es muy puntilloso en lo que hace, mira los objetos muy cerquita, quiere ser prolijo, pero su mundo es muy pequeño. Su mundo es de un metro cuadrado, es lo que puede manejar. Tiene limitaciones para la vida social, deportiva, en todas sus facetas.
“La pasé muy mal”
Me habían dicho que a los 18 años se podía frenar, pero cada vez necesitaba más aumento, entré a desesperarme, los marcos cada vez más pesados, me lastimaban, (era otra época, hoy la ciencia avanzó muchísimo), no podía usar lentes de contacto.
En el servicio militar la pasé muy mal, me discriminaron (yo soy de la clase que fue a Malvinas) me decían que era un vivo que hacía que no veía porque no quería ir a la guerra, hasta que un día me ponen en mi libreta de enrolamiento “inútil para todo servicio”. Esa frase tan cruel fue motivo de alegría porque salía de aquel calvario que era más cruel aun. Felices nos abrazamos con mi madre.
“Me desesperaba cada vez más”
Cada vez que iba a lo del oculista me daba más aumento, los anteojos cada vez más pesados me lastimaban, ya no podía ni usarlos.
En el año 2001 fui una víctima más de la desocupación. Entré en un clima de preocupación y mucha angustia que provocó el desprendimiento de la retina, me hicieron dos cirugías, pero las cosas no salieron como esperaba y perdí el ojo izquierdo. Fui a Rosario para intentar salvar el otro ojo, pero unos días antes de hacerme los estudios se me desprendió la retina del ojo derecho y quedé ciego, después de 23 cirugías entre los dos ojos. En el intento de salvarlos, también fui trasplantado de córneas, por lo que le pido tanto a la gente que sea donante.
El duelo
Cuando quedé ciego estuve un año sin salir de mi casa, hice un duelo muy difícil porque no era solo yo, sino también mi familia, mi madre. Las cirugías tenían mucho costo, tuve que sacar préstamos, mi familia pasó necesidades y el resultado no fue el esperado. Soy muy creyente y sé que hoy este es mi camino, lo asumo y lo voy a llevar adelante con la mayor responsabilidad como hice mis cosas en mi vida. Con alegría y orgullo”.
A continuación de su testimonio de vida, Hugo nos brinda la siguiente información.
Acerca de la historia del bastón blanco
El uso de este instrumento se atribuye a la iniciativa del inventor y político argentino de apellido Fallótico. Un día, en la calle observa a una persona haciendo gestos, no entendía lo que le pasaba. Se acercó y esa persona que hacía gestos para cruzar le plantea que era ciego. De ahí la preocupación de Fallótico para ayudar a quienes son ciegos con algún mensaje que los identifique en la sociedad. Cuando llegó a su casa fue a su taller y con un trozo de madera creó el primer bastón. Utilizó pintura blanca para pintarlo, porque es, generalmente, el color prioritario que encontramos en cualquier taller. Con el uso del mismo, la gente empezó a entender que la persona que lo llevaba tenía alguna discapacidad visual.
Más tarde un Club de Leones de Illinois, propuso el uso de un bastón blanco para invidentes con extremo inferior rojo, para darles prioridad en su desplazamiento en lugares públicos. Esta propuesta fue aceptada y aplicada universalmente. Hoy los tratados internacionales dicen que el bastón blanco con punta roja, identifica a un ciego y si tiene dos bandas rojas, estamos en presencia de una persona ciega, sorda y muda.
Más adelante, los oftalmólogos observaron que al tratar a veteranos ciegos de la Segunda Guerra Mundial, estos se desplazaban con bastones gruesos de madera que no eran funcionales para su condición, diseñando en el año 1946 un bastón prototipo que es utilizado en la actualidad.
Lo que debemos tener en cuenta cuando nos acercamos a una persona con discapacidad visual
Identificate inmediatamente con un tono de voz adecuado. Nunca a los gritos porque nos asustamos
Ofrecele tu ayuda ante algún obstáculo o peligro. Si la aceptamos, guianos a tomar tu brazo, codo u hombro.
Camina ligeramente por delante, sin tirar de la persona o empujarla.
Utiliza términos orientativos como: izquierda, derecha, adelante, atrás.
Describe verbalmente escenarios y entornos, así como obstáculos en el camino.
No dejes sola a la persona, sin advertírselo antes.
Si compartís un espacio físico (casa, oficina) con una persona con discapacidad visual, evita dejar obstáculos como cajones abiertos, muebles o cualquier otro objeto que obstruya el camino.
