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Por Marisa Prina
Hoy, 26 de noviembre, cumple 37 años de vida institucional la Vecinal Brigadier Estanislao López. Bajo el foco de la esquina de Belgrano y E. López, se reunieron por primera vez. Ese foco fue el testigo de aquellas cincuenta personas que compartían el mismo sueño: formar una vecinal.
La charla es entre Ana, Nélida alias “Porota” (pocos conocen su nombre de pila) y Marcela. Cada una, desde su experiencia comparte su relato y así armamos esta historia:
“En 1980, un grupo de familias veíamos cumplido un sueño: la casa propia.
El barrio cercano a La Liguria y al Hospital, se transformaba. Las vías y los pastizales eran reemplazados por casa blancas y amarillas, y, cruzando la calle San Martín, la plazoleta con árboles recién plantados y algunos juegos infantiles.
Poco a poco fuimos estrechando vínculos entre los recién llegados y con los vecinos del lugar y, así, surgió un sueño, esta vez compartido: construir un juego en la plazoleta. Pero no era un juego cualquiera. Teníamos una foto de un cohete del Patito Sirirí de Paraná. Y con ella, empezamos la tarea de aunar esfuerzos, intercambiar saberes y conseguir los materiales.
Carlitos Lehmann ofreció su taller, Chuchi (Mosello de Benzo, Presidente Comunal en ese entonces) nos dio los materiales y entre los vecinos circulaban los saberes técnicos. Hasta don Benito Eberhardt enseñó a dibujar sobre la chapa el desarrollo del cono.
Los niños y las niñas daban vueltas hasta que llegó el momento de pintar. Pincel en mano hicieron su aporte.
Mientras el cohete tomaba forma, decidimos colocar a sus pies el nombre de Marianito Scotta (niño fallecido el 11 de septiembre de 1983).
En la Navidad del ´84 el sueño se hizo realidad. El cohete estaba listo.
Un sueño se encadenaba con otro.
– ¿Y si nos juntamos para mejorar el barrio? ¿Y si invitamos a otros vecinos?
Así fue que en el año 1985, precisamente el 26 de noviembre, bajo el foco de la esquina de Belgrano y E. López, nos reuníamos por primera vez para compartir el sueño de formar una vecinal…”
Acta N° 1
Continúan los recuerdos y los relatos:
Nos juntábamos en las casas de familia para redactar el estatuto, para elegir la bandera de la institución, para buscar un lema.
JUNTOS SOMOS MEJORES Y LA IMAGEN DE LAS MANOS TOMADAS pasaron a formar parte de la bandera de la institución.
Y siguieron los sueños compartidos…
Tener un espacio propio para desarrollar diversas actividades y seguir solicitando la mejora en servicios (desmalezamiento de terrenos baldíos, recolección de residuos, ensanchamiento de pavimento, iluminación).
Los esfuerzos con olor a pastelitos, a churros, a pollos asados, a cantina, a estacionamiento en la fiesta de la cerveza se transformaban en lotes, en canchas, en instalaciones como la cantina, los vestuarios, los baños para desarrollar actividades deportivas: Torneos de fútbol, de bochas y de vóley.
Pensando en los niños ofrecíamos actividades para ellos como la Bicicleteada Solidaria, recogiendo
alimentos que entregamos a Cáritas, Taller de Ortografía, Campamento en el predio de Atilra (Sauce Viejo),
excursiones a Matilde (Granja Berutti), al Balneario de Esperanza, a Santa Fe y Paraná, Torneo de Pesca en
el Predio de Argentino, la Escuela de Iniciación Deportiva para practicar vóley y natación en el Club Unión
Progresista. Tejíamos redes con las instituciones, como Hugo (Imsand) tejía la red para jugar al vóley.
Encuestamos a los vecinos sobre sus necesidades y cómo denominar los pasajes que hoy llevan los
nombres: Maestras Monetti, Obreros del Vidrio, Padre Maxwell, Fernando Cané.
Más tarde, llegó un gran desafío: ser institución intermedia en un plan de viviendas. Éramos una institución
muy joven para semejante tarea. Pero haber vivido la experiencia de no poseer vivienda propia, nos
movilizó a involucrarnos para que cerca de 150 familias pudieran acceder a su vivienda.
Pasaron los años, otras personas siguieron trabajando para sostener la institución.
Hacerla grande, agregando construcciones, juegos, plantas, tejidos, canchas, salones, SUM y ¡una
biblioteca! Un espacio que permite acceder a la cultura, que puede constituirse en abrigo en alfombra
mágica, donde los deseos y las emociones nos permiten volar, viajar hacia lugares desconocidos,
encontrarnos con diversidad de mundos y personajes con sólo abrir un libro.
La emoción nos impregna: ver el predio cuidado, niños y niñas jugando al fútbol, adultos desarrollando
actividades deportivas y otros sueños que se hacen realidad.
No sólo la nostalgia nos trajo hasta aquí sino también pensar que la vida está hecha de herencias y
movimientos y que los gestos de hospitalidad y generosidad siguen entre nosotros, convencidos que
JUNTOS SOMOS MEJORES…,” finalizaron el relato Ana Francischetti de Alonso, Nélida “Porota” Ávila de
Bertolé y Marcela Álbera.
GALERÍA DE FOTOS: AYER Y HOY